21/04/2016
Liderazgos,
sociedades y sombras
La sombra en la psicología que
propone Carl Gustav Jung (1875-1961) consiste en esa parte del individuo y de
los grupos humanos que es negada, aislada y reprimida; sombra que desde lo más
profundo provoca malestar y es capaz de emerger con violencia. Para ser más
ilustrativos, podemos decir que las personas y las sociedades, tienen su
retrato escondido, asi como narra el autor Oscar Wilde, en su obra el retrato
de Dorian Gray publicada en 1890, donde hábilmente describe como en la belleza
de aquel hombre se escondía la maldad, una maldad capaz de asesinar por codicia
a las mujeres que se enamoraban de él, siendo la única salida la muerte, al
encontrarse con su propio retrato. Las
personas y las naciones tienen mascaras hermosas y sombras tan temibles que insisten
en encerrar con la mayor fuerza posible, pero en algún momento aparecen con esa
misma fuerza para hacer estragos, convertir todo un infierno, el hades en si mismo.
Históricamente, algunos personajes
políticos del mundo, han despertado esta sombra, enarbolándola como bandera, armando su
discurso de realidades incomodas, malos recuerdos, de relatos de pesadilla,
imágenes de la injustica social, desigualdad, mezquindad, racismo y toda forma
de discriminación; estos personajes han logrado dar cuenta de esta realidad;
bien porque ellos mismos han sido creados victimas de ella, o bien porque de
una u otra forma son tan “brillantes” como para incorporarla en sus discursos políticos.
Así, gracias a determinados
personajes nos vimos a nosotros mismos, y nos paso como cuando se escapaba de
la casa el hijo enfermo que dejaban en el cuarto del fondo y los vecinos de la
cuadra confirmaban lo que parecía un rumor abominable, así nos enteramos en
Venezuela que teníamos sombra.
La sombra es una parte importante
de nosotros,hablando desde la psicología profunda, el reconocer la sombra y trabajar
con ella integrándola, completa la verdadera imagen de lo que somos, el
reconocimiento de las partes más obscuras de nuestra alma provoca la evolución
a un estado de plena conciencia y nos predispone al desarrollo armónico y
coherente, ya que no somos ni malos ni buenos, somos humanos.
En Venezuela la sombra ha
hablado, se han despertado los demonios de la desigualdad, de la violencia, del
rencor, de la ira, de la rabia y estamos en las puertas de un hades; es preciso
quizás dar cuenta de esta realidad por encima de las actuales necesidades
materiales, es preciso encontrar el camino para la integración de la sombra,
percatarnos que en este momento todos por igual sufrimos lo que dejo el
egoísmo, los embates de la corrupción,
el clasismo, el oportunismo y la mezquindad, las cuales no son creaciones ni de
este ni del anterior gobierno, son nuestras, fueron creadas y sembradas en nuestro inconsciente
colectivo, en los tiempos de la colonia, con sus consabidas discriminaciones
sociales.
Reconocernos en la desigualdad,
dentro del continente con la mayor desigualdad del mundo, promover la
despolarización social, el entendimiento, mejorar las oportunidades y las
condiciones de vida, desde un gran consenso nacional sería un paso más seguro a
una Venezuela desarrollada, ya que el desarrollo viene de la mano de la madurez
social.
Promover únicamente el “quítate
tu pa poneme yo”, podría ser la otra cara de la misma moneda, otra vez volver a
sustituir una burguesía por otra, una desigualdad por otra y generar una
repolarización. Estos deben ser tiempos para quitarse las armas y los escudos y
parlamentar, no tiempos de demostrar fuerzas, que luego no podamos controlar
Sergio Yépez Santiago
Psicologo - Psicoterapeuta
Investigador en Etnopsicología política
Investigador en Etnopsicología política
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