jueves, 19 de mayo de 2016
“BACHAQUEROS, RASPACUPOS Y GESTORES UNA MIRADA ECO-SOCIAL Y CRITICA”
“BACHAQUEROS,
RASPACUPOS Y GESTORES UNA MIRADA ECO-SOCIAL Y CRITICA”
En
el área en el que me desempeño como investigador que es la etnopsicología y la
psicoterapia junguiana, en ambos estamos
muy atentos a las expresiones simbólicas y las correspondencias de los
significados que pueden estar apareciendo en las personas y las sociedades,
para eso empleamos el discurso, los hechos sociales y las manifestaciones
culturales. Son estos eventos los que nos permiten encontrar patrones y
resolver estimaciones, que salen de la observación de lo cotidiano.
“La Polarización y
construcción discursiva necesaria para la negación del otro y la dominación de
los unos”:
Las
desigualdades socioeconómicas, siempre
han sido escenario y manantial de la política del quehacer partidista en
América Latina y el mundo; desde la propuesta de igualdad de oportunidades (para los más
iguales y más oportunos) y la igualdad de condiciones (para los que habitan en el
mismo piso del estrato social), eterna rivalidad ideológica y por supuesto, circunstancial
legitimada por la derecha y la izquierda con su gama de polaridades y
centralidades negociables.
Este
discurso político de la desigualdad social, siempre colabora y es materia prima
para la elaboración de las propuestas partidistas futuristas prometedora de la
reducción de esas desigualdades, o lo que denomina los especialistas en
políticas públicas: la “reducción de la brecha social”; discurso acomodado que
convenientemente hace de lado, que no hay gobierno de este mundo que pueda en
muy pocos años reducir las diferencias sociales centenarias, pero claro está, todos
venden “pedazos de futuro” a precio de hoy.
Venezuela
no se escapa de esta elaboración ideológica-discursiva como herramienta
política. Delinear esta brecha, se sigue usando para contribuir a demarcar
fronteras sociales y promover la polarización, demarcando a los unos y
separándolos de los otros, logrando con esto la tan ansiada ventaja electoral,
que lleva al gobierno, al poder y por su puesto al dinero.
Así
llega a Venezuela el gobierno de los pobres, los oprimidos, los proletarios, el
gobierno obrero socialista del siglo XXI o lo que yo personalmente denomino: “el
reino de los pobres”, así en Venezuela, y al más puro estilo feudal, hoy en dia
se reparten pedazos de futuro a precio de hoy, futuro denominado “suprema felicidad social” y
a los venezolanos nos pasan a llamar Fidalgos.
Mantener
el “reino de los pobres”, ha sido cuestión de mantener la polaridad social y
profundizarla todo lo posible, no vaya a ser que el pobre quiera vivir como
rico y pase a la categoría de “desclasado”, traidor, le dé la espalda a la
familia o -dios lo libre”- deje de votar o peor aún, vote por la oposición.
“Los bichos no son de
Marte”:
Así
en el “reino de los pobres” mientras se cultiva la “suprema felicidad social” aparecen
unos seres que por las reacciones y descripción que hacen los miembros del
gobierno parecen venidos de otro mundo.
“Bachaqueros”,
gestores, raspacupos, matraqueros, guarda puesto, “bien cuidao”, piratas,
enchufados, “boliburgueses”, revendedores de boletos, oportunistas y muchos
otros motes y roles, son seres venidos desde el fondo de esta brecha social, no
son de Marte, ni de un país de fantasía. Estos personajes hoy perseguidos,
ridiculizados y etiquetados de los cuales se busca su extinción a como dé
lugar, como quien procura desaparecer una plaga de bichos, deben ser mirados un
poco más de cerca.
Si
bien estos personajes son de costumbres, maneras y prácticas sociales
absolutamente reprochables y punibles, los
mismos obedecen a un principio valido y poco discutible, que se estructura en
clave de necesidades básicas: comer, pagar las deudas, ayudar a su familia y en
conclusión “sobrevivir” como sea posible.
Su
modo de actuación está determinado por la lógica del mercado o lógica de la
oferta y la demanda, que si bien no es un invento nuevo, es producto de las
condiciones de necesidad que han acrecentado las prácticas institucionales del
gobierno; así lo nuevo, es que exista en Venezuela, este estado de miseria y
escases con tan poca oferta para tanta demanda, en un camino que empezamos con
la falta de dólares, boletos, tecnología y carros, dos pasos más allá nos
esperaban la escases de insumos básicos, alimentos y medicinas, sin contar las
“frutas de estación” carencia de útiles escolares, juguetes y como olvidar los
insumos para las hallacas y pescado de semana santa.
Estos
“bichos” se sostienen y multiplican en el bosque social por su capacidad de
proveer soluciones simplificadas, eficientes e inmediatas y en la mayoría de
las ocasiones, más oportunas que las misiones socialistas. Con la misma lógica del
trueque, (si trueque) ya que por muchos trozos de papel moneda de muy bajo
valor, usted recibe lo que necesita, aquí, ahora, sin largas esperas, sin cola
y sin tener que votar por nadie. Claro está, que para lograr el trueque usted
debe contar con ese papel, asunto que en ocasiones se torna un poco más
tormentoso y es caldo de cultivo de bichos más feos, peligroso o letales, a la
par, que de manera simultánea contribuye a expandir la brecha social, que llega
a categoría de abismo, poniendo a los de arriba más arriba y los de abajo mas
abajo.
Mirando
cómo llegaron estos “bichos”, buscando la forma de saber cómo extinguirlos o controlarlos,
hemos de reconocer primero: que su proliferación ocurre como tantas otras
alimañas, por la desaparición o inhibición de sus depredadores naturales (los
cuerpos de seguridad fronterizos, las unidades anti-corrupción, la contraloría
general de la nación, los operadores de justicia, los órganos reguladores del
comercio justo, etc, etc.) y segundo la aparición de condiciones ambientales
propicias para su reproducción (Desabastecimiento, carestía, miseria,
desigualdad, falta de divisas, poca producción nacional, expropiaciones,
redistribución de la riqueza, deuda interna y exceso de controles).
Si
bien estos “bichos” oportunistas existen en todas las sociedades, los mismos
pueden y deben ser controlados más temprano que tarde; esperemos que para
Venezuela aun sea temprano, ya que la convivencia cotidiana con ellos, pueden
hacer que un día de estos los normalicemos, acostumbrándonos a sus “eficientes”
servicios, haciéndonos cómplices forzados económica y moralmente del crecimiento de la desigualdad con sus
consecuencias nefastas, entre ellas hacer cada vez más y más pobres.
Los bichos, y la pelota
como válvula de escape en la crisis:
Desde
la psicología sabemos, que si las personas se encuentran en un estado de
emergencia, crisis o necesidad a niveles
extremos, donde no existan límites claros y con pobres controles de parte de
las instituciones, estas van a tomar lo que necesiten, para sobrevivir.
Así
que, mirando un poco más de cerca
podemos observar que el rol de estos “bichos” como gestores de artículos
de primera necesidad, colabora en cierta medida en el drenaje del malestar
social, toda vez, que de no existir mecanismos para conseguir el alimento y las
medicinas de forma urgente y expedita, la expresión de violencia sería
mayor. Con lo que la búsqueda eficiente
de estos gestores es tarea cotidiana que no permite pensar, ni acumular rabia
en exceso ya que cada tres a cuatro horas el estomago recuerda por que razón
existen.
En
otros aspectos como la inseguridad, no pasa lo mismo, en este rubro del
bienestar social no hay gestores y como algunos pacientes me dicen: “ no hay
quien se salve”. Esta falla tan abrumadora en la administración de
justicia es la causante de la
desesperanza que lleva a las personas a linchar y ajusticiar a presuntos
delincuentes, con las terribles consecuencias que esto trae a una sociedad. Muchas
personas dicen que no parece haber otra salida al tema del hampa, si la
comunidad logra atraparlo vivo y lo entrega parece que solo estamos reclutando
soldados para un “pran”, (esto lo dicen mis pacientes una y otra vez.)
A
nivel social estamos percibiendo que las instituciones no están dando
respuesta, las instituciones de un estado paternal y centralista como este que
administra la justicia, la economía, la vivienda, la alimentación, el vestido y
todo lo demás, siempre debe cumplir con su papel. Para una familia, es más
grave un padre incompetente, irresponsable y mentiroso que un padre ausente;
con la ausencia la madre y sus hijos avanzan, con la presencia incompetente,
todos sufren.
La
invitación es a mirar un poco más allá del hecho social, del momento, de la
cotidianidad y de lo domestico. Mirar ciertos hechos de forma simplificada
contribuye a cultivar la impunidad y legitimar esas prácticas sociales, poner
el énfasis en el bicho es alejarnos de las causas y por su puesto de las
consecuencias, lo que nos impide resolver la situación de raíz.
Lic.
Sergio Yépez Santiago
Psicólogo
Dcdo. Ccs Sociales Universidad Central
de Venezuela
Mgstdo. Intervención Social Universidad
de Buenos Aires
Profesor Universitario
Asesor en políticas Sociales
Investigador en etnopsicología política
Contradicciones, contraofensivas y desesperanzas
Contradicciones,
contraofensivas y desesperanzas
Autor:
Sergio Yépez Santiago
Etnopsicologo
Causa
preocupación, ver como en la lucha y el inter-juego de poder las bancadas
revolucionarias y opositoras, mucho de pugnacidad y poco de sentido común y de
su función social. Ambos bandos pusieron de lado la razón legislativa para
enfrascarse en vencer a su contrincante por circuito, como si apoyar o rechazar
una ley orgánica, una reforma o un presupuesto es poca cosa.
Luego del
“Frabulloso” 6D[i], la
contraofensiva revolucionaria desarrollada por Nicolás Maduro, y la ofensiva
opositora, se encuentran cada uno en la extinción del contrario. Si bien, la
lucha de este “mega-bipartidismo[ii]”
da por sentado que capitaliza y porta el estandarte del pueblo, el futuro y los
valores del pasado, olvidan por completo el aquí y el ahora, la vida cotidiana
y a los que viven otra realidad; como los
señores de la guerra, los políticos en Venezuela piden más y más sacrificio, sin
importarles las pérdidas que carguen a sus pretensiones de conquista; quizás
porque estas, son fácilmente acreditables al contrario, ya que las víctimas
también sirven de excusas políticas y trincheras ideológicas.
Mientras tanto,
el Pueblo como el humano en lucha de
titanes, contempla la devastación del país, la “primitivización social”, la muerte
del Bolívar Fuerte, La avenida pobreza y la carestía. Este venezolano que hace milagros se
aferra a su puesto de trabajo – por mal pagado que sea - como quien ve venir
una ola gigante, trata de soportar.
Inmerso en una
situación que no puede resolver, ya hizo lo que le pidieron, ya uso el “AS bajo
la manga” YA VOTO. Pero, al parecer, en estos tiempos de oscurantismo, nada
cambia. Ve como sus familiares caen por
enfermedades de la edad media, reza a “José Gregorio” para que su hijo se cure
o aparezca la medicina, lo que venga primero.
Mi temor, es que
un día de estos se despierte el gigante dormido, el ciclope que hay dentro de
un padre y una madre encolerizados por la desesperanza, el día de la Violencia,
el día en que vuelvan los saqueos, las quemas, las matanzas y la rabia. Temo porque aparezca el caos, y así como todo este
periodo nefasto empezó con un estallido social deba cerrarse de la misma forma.
Una y otra vez voy encentrando en el discursos, en las fantasías de mis
pacientes, en las muestras de arte, señales de un venidero estallido social,
para mi es hora de bajar las armas y ponerse a pensar en una mejor Venezuela
para hoy no para un mañana incierto.
Buenos Aires, 15 de Diciembre de 2015
Liderazgos Sociedades y sombras
21/04/2016
Liderazgos,
sociedades y sombras
La sombra en la psicología que
propone Carl Gustav Jung (1875-1961) consiste en esa parte del individuo y de
los grupos humanos que es negada, aislada y reprimida; sombra que desde lo más
profundo provoca malestar y es capaz de emerger con violencia. Para ser más
ilustrativos, podemos decir que las personas y las sociedades, tienen su
retrato escondido, asi como narra el autor Oscar Wilde, en su obra el retrato
de Dorian Gray publicada en 1890, donde hábilmente describe como en la belleza
de aquel hombre se escondía la maldad, una maldad capaz de asesinar por codicia
a las mujeres que se enamoraban de él, siendo la única salida la muerte, al
encontrarse con su propio retrato. Las
personas y las naciones tienen mascaras hermosas y sombras tan temibles que insisten
en encerrar con la mayor fuerza posible, pero en algún momento aparecen con esa
misma fuerza para hacer estragos, convertir todo un infierno, el hades en si mismo.
Históricamente, algunos personajes
políticos del mundo, han despertado esta sombra, enarbolándola como bandera, armando su
discurso de realidades incomodas, malos recuerdos, de relatos de pesadilla,
imágenes de la injustica social, desigualdad, mezquindad, racismo y toda forma
de discriminación; estos personajes han logrado dar cuenta de esta realidad;
bien porque ellos mismos han sido creados victimas de ella, o bien porque de
una u otra forma son tan “brillantes” como para incorporarla en sus discursos políticos.
Así, gracias a determinados
personajes nos vimos a nosotros mismos, y nos paso como cuando se escapaba de
la casa el hijo enfermo que dejaban en el cuarto del fondo y los vecinos de la
cuadra confirmaban lo que parecía un rumor abominable, así nos enteramos en
Venezuela que teníamos sombra.
La sombra es una parte importante
de nosotros,hablando desde la psicología profunda, el reconocer la sombra y trabajar
con ella integrándola, completa la verdadera imagen de lo que somos, el
reconocimiento de las partes más obscuras de nuestra alma provoca la evolución
a un estado de plena conciencia y nos predispone al desarrollo armónico y
coherente, ya que no somos ni malos ni buenos, somos humanos.
En Venezuela la sombra ha
hablado, se han despertado los demonios de la desigualdad, de la violencia, del
rencor, de la ira, de la rabia y estamos en las puertas de un hades; es preciso
quizás dar cuenta de esta realidad por encima de las actuales necesidades
materiales, es preciso encontrar el camino para la integración de la sombra,
percatarnos que en este momento todos por igual sufrimos lo que dejo el
egoísmo, los embates de la corrupción,
el clasismo, el oportunismo y la mezquindad, las cuales no son creaciones ni de
este ni del anterior gobierno, son nuestras, fueron creadas y sembradas en nuestro inconsciente
colectivo, en los tiempos de la colonia, con sus consabidas discriminaciones
sociales.
Reconocernos en la desigualdad,
dentro del continente con la mayor desigualdad del mundo, promover la
despolarización social, el entendimiento, mejorar las oportunidades y las
condiciones de vida, desde un gran consenso nacional sería un paso más seguro a
una Venezuela desarrollada, ya que el desarrollo viene de la mano de la madurez
social.
Promover únicamente el “quítate
tu pa poneme yo”, podría ser la otra cara de la misma moneda, otra vez volver a
sustituir una burguesía por otra, una desigualdad por otra y generar una
repolarización. Estos deben ser tiempos para quitarse las armas y los escudos y
parlamentar, no tiempos de demostrar fuerzas, que luego no podamos controlar
Sergio Yépez Santiago
Psicologo - Psicoterapeuta
Investigador en Etnopsicología política
Investigador en Etnopsicología política
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